“Somos madres, padres, educadores...
Somos mujeres, hombres, maestros...
Somos seres adultos que queremos enseñar lo mejor de nosotros y del mundo a nuestros hijos...
Queremos que sean felices, alegres, que tengan recursos para vivir bien la tristeza, la ilusión, la frustración, la nostalgia o la rabia...
Pero...¿podemos enseñarles el cómo?
¿Sabemos nosotros gestionar, canalizar, comprender nuestras tristeza, nuestra decepción o nuestra alegría?
El primer paso es el auto-conocimiento. De nada sirve querer o disponer de recursos para vivir íntegramente una emoción si antes yo, siendo adulto, no sé como gestionarla.
La primera persona que necesita saber cómo una emoción afecta a su cuerpo, a su mente, a su propia energía es uno mismo.
Enseñar desde una teoría nos pone en un peldaño muy lejano de lo que es la realidad.
Antes que nada pregúntate cómo vives tú tus emociones.
Cómo las expresas, cómo las canalizas...cómo las integras.
Es a partir de ese punto cuando puedes iniciar una maestría para ti, para tu hijo o para tu alumn@.
Y eso no es sinónimo de que tu hij@ las viva o experimente igual, pero estarás ante una puerta que te conducirá más sabiamente hacia el conocimiento de la vida”
Somos mujeres, hombres, maestros...
Somos seres adultos que queremos enseñar lo mejor de nosotros y del mundo a nuestros hijos...
Queremos que sean felices, alegres, que tengan recursos para vivir bien la tristeza, la ilusión, la frustración, la nostalgia o la rabia...
Pero...¿podemos enseñarles el cómo?
¿Sabemos nosotros gestionar, canalizar, comprender nuestras tristeza, nuestra decepción o nuestra alegría?
El primer paso es el auto-conocimiento. De nada sirve querer o disponer de recursos para vivir íntegramente una emoción si antes yo, siendo adulto, no sé como gestionarla.
La primera persona que necesita saber cómo una emoción afecta a su cuerpo, a su mente, a su propia energía es uno mismo.
Enseñar desde una teoría nos pone en un peldaño muy lejano de lo que es la realidad.
Antes que nada pregúntate cómo vives tú tus emociones.
Cómo las expresas, cómo las canalizas...cómo las integras.
Es a partir de ese punto cuando puedes iniciar una maestría para ti, para tu hijo o para tu alumn@.
Y eso no es sinónimo de que tu hij@ las viva o experimente igual, pero estarás ante una puerta que te conducirá más sabiamente hacia el conocimiento de la vida”
Mireia Monterde
Mamacrea, família creativa.
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