"El cuerpo de un bebé cambia.
El cuerpo de un niño cambia.
Cuando se llega a la adolescencia el
cuerpo...cambia.
El cuerpo vive continuamente en un
proceso de cambio para evolucionar y para encontrarse en un estadio
de bienestar. Ése es el propósito auténtico y natural.
Así que cuando una mujer se queda
embarazada ese cambio se multiplica.
No sólo vive una transformación
física sino que también vive una transformación emocional y
energética.
Nuestro cuerpo no es sólo un cuerpo
hecho de consciencia material.
Tenemos un cuerpo físico, uno mental,
otro cuerpo emocional y el cuerpo energético.
La revolución que vive una mujer
cuando se queda embarazada es una cosa.
La revolución que vive una mujer
cuando siente y acepta que está embarazada es otra.
En nuestra sociedad no existe una
educación de la “maternidad/paternidad”.
Se nos explica cómo se reproduce la
especie humana desde un punto biológico y científico. Pero nadie, o
al menos que yo sepa, introduce en el conocimiento lo que supone ser
padres o tener un hij@
Como mujer...¿cómo me afecta? Si, ya
sé que son nueve meses de embarazo, que durante ese tiempo mi cuerpo
“sufrirá” o “vivirá” una serie de cambios, que no tendré
la regla, que puedo estar más sensible, más cansada, que tengo que
cuidarme...pero ¿ realmente qué se despierta en mí? ¿Qué es lo
que realmente siento y no soy capaz de expresar por miedo,
inseguridad o desconocimiento?
¿Soy consciente de mi cuerpo, de mis
emociones, de mis sensaciones? ¿Y en el proceso de parto..y
postparto? Se supone que todo será maravilloso, idílico,
vamos...de anuncio... ¿no? Así al menos es cómo nos lo han
vendido.
Hay miedo.
Vivimos en un mundo donde hay miedo a
mostrar la vulnerabilidad, la sensibilidad, el desconcierto, la
duda...incluso hay miedo de mostrar el mismo miedo. ¿No es acaso una
locura?
Vivir prisionero de las propias
emociones. Unas emociones que se quedan clavadas, enraizadas en
nuestra mente y en nuestro cuerpo.
Un cuerpo que calla lo que le hiere,
que calla lo que siente.
Un cuerpo que se silencia. Nos
convertimos en nuestro propio carcelero.
El cuerpo se revoluciona. Llega un
momento en que dice basta. Basta de oídos sordos. Basta de
silencios. Y suele hacerlo a través de cambios y transformaciones
importantes. Una es la enfermedad, y otra es el embarazo (y no son
sinónimas).
La diferencia es que la primera es uno
para consigo mismo. Y la segunda es una madre que está gestando a
otro ser.
La mujer se transforma en madre. La
mujer cambia. Su cuerpo tiene otras necesidades, tiene otras
sensaciones, y es aquí donde nace la primera ruptura. Cuando se da
cuenta que lo que pide su cuerpo va por un lado y lo que ella creía
que era necesario va por otro. Nace el primer doblaje. Tal vez haya
rechazo por lo que siente, seguido de un sentimiento de culpabilidad
por sentir lo que ha sentido. Tal vez haya pena por no estar dando
saltos de alegría cuando se supone que debería ser así. Tal vez se
sienta muy sola a pesar de estar rodeada de familia y amigos.
Tal vez se sienta pequeña ante un
acontecimiento tan grande.
No existe la fórmula secreta que se
recete a favor de un embarazo, un parto, postparto y crianza.
Parece que todo forma parte del mismo
pack: Esto es lo que es tener un hijo.
Pero se puede vivir cada fase de una
manera muy distinta a la anterior.
No todas tienen que ser vividas igual,
ni todas van a ser sinónimo de “éxito”.
Y entonce...¿qué? Esta claro que
nadie quiere “sufrir”, que todos deseamos experimentar la
“felicidad”...lo que pasa es que pocos nos han dicho que dicha
“felicidad” está vestida de muchos momentos “sufridos”.
El primer paso es tomar consciencia
real de nuestro cuerpo. Ser consciente de cómo lo habito, de cómo
lo muevo, de cómo lo siento. Si desconozco a mi cuerpo, que soy yo,
cuando lo vivo sola, ¿cómo voy a conocerlo cuando estoy gestando
otra vida en mi interior? Necesito sentirme segura conmigo para
poder estarlo con los demás. Necesito amar mi cuerpo, escucharlo y
entenderlo para poder hacerlo con los demás.
Cuando nos volvemos “dueños” de lo
que sentimos, de lo que expresamos, de lo que movemos, nos volvemos
conscientes de nosotros. De lo que somos. Y eso nos da la fuerza para
aceptar los cambios que podamos experimentar durante un embarazo.
Porqué sabemos lo que éramos, y aunque después no se vuelve a ser
la misma, porqué de un viaje así se vuelve, pero se vuelve
distinta, no hay miedo, y si lo hay...sabremos gestionarlo. Porqué
nos habremos dado cuenta que nunca somos las mismas, que estando
embarazadas o no, estamos en continuo movimiento. El cuerpo es
movimiento. El cuerpo es cambio. Movimiento y cambio son sinónimos
de transformación. De metamorfosis.
Y ahora que estoy embarazada....¿seré
capaz?
Ahora que estás embarazada...sí serás
capaz. Serás capaz dentro de tus capacidades.
Recuérdate que puedes fallar, que
puedes sentir miedo, desilusión, que pueden nacer en ti no sólo un
hijo, sino muchos hijos. Hijos que lloran pasados, hijos que tienen
memorias, hijos desconocidos que ni si quiera sabes de dónde
provienen.
Hijos que son sinónimos de recuerdos,
tristezas, de sombras del inconsciente. Un inconsciente que puede ser
tuyo o colectivo.
Y recuérdate que tu cuerpo es tuyo,
que tu vida es tuya y que eres la única que puede vivirla en
plenitud.
El embarazo y la crianza es un mundo
mágico. Donde el intelecto se pierde entre árboles que abarcan
cielos y tierras. Donde las nubes son de colores y de formas. Donde
el surrealismo puede habitar tus sueños. Donde la paciencia es
infinita o finita.
Es un nuevo mundo porqué tú eres
nueva también. Así que lo único que necesitas es confiar en que
vivas el proceso que vivas...es tu proceso. Tienes tus derechos y tus
necesidades.
Que si lo vives bien...pues bien. Y si
no lo vives tan bien...pues bien también.
Que puedes pedir ayuda, consejo,
ánimos.
Que puedes tener miedo y expresar tu
alegría.
Que nada es como “debería ser”
sino como es.
Que cuando pares un hijo, tú también
estás parida.
Que cuando tú hijo es un recién
parido. Tú también eres una recién parida.
Que puedes ser vulnerable, frágil y
sensible.
Que puedes querer estar sola o sentir
la necesidad de mucha compañía.
Que te puedes frustrar.
Que puedes llorar de felicidad.
Y que todo cambia. Cambias tú. Cambia
tu hijo. Cambia tu embarazo. Cambia tu parto.
Cambia tu crianza.
Porqué nada ni nadie perdura en el
tiempo".
Mireia Monterde
Terapeuta corporal y emocional
Doula
Asesora de lactancia
Taller Mare...balla per tu!
La maternitat desperta en
la dona tota una sèrie de sentiments, emocions, dubtes...moltes
vegades no expressats que es queden “guardats” en els nostres cossos i ànima.
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possibilitat de connectar amb aquesta etapa de la nostra vida d'una
manera conscient perquè pugui sortir a la llum tot allò que en el
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