Tú, Yo...y la paciencia


Lo siento, perdí la paciencia.
Sí. Lo siento de corazón.
Lo siento porqué me leí un millón de libros que me explicaron cómo hablarte, cómo tratarte, cómo comprenderte, cómo escucharte.
Lo siento porqué entre cada uno de los párrafos que leí me juré a mi misma que lo conseguiría.
Que sería una madre de las “buenas”.
Lo siento...y no lo siento.
Qué extraña sensación.
No siento haber perdido la paciencia.
Porque hoy la paciencia tenía que estar de mi lado.
Hoy el cansancio, la desesperanza, la rutina, la lucha por ser una madre aún mejor pudo conmigo.
Son las únicas palabras que puedo decir.
Porque lo que de verdad deseo es sentarme a tu lado y llorar contigo.
Llorar tu rabia y la mía.
Llorar tu frustración y la mía.
Llorar tu cansancio y el mío.
Y dejemos que la paciencia siga un rato más perdida. Ya nos encontrará.
Y cuando nos halle a los dos unidos en el mismo sentimiento, regresará a su hogar...y se sentará a nuestro lado.
Será más fuerte que antes porqué un día la dejamos marchar.
Yo no lo siento.
Tampoco lo sientas tú.
Solo somos una madre y un hij@ creciendo juntos.

Texto de Mireia Monterde
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